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A propósito de La caza
Como obra singular, La caza posibilita dos niveles fundamentales de lectura (...): el primero como una lectura naturalista en primer término dramatizada, como lectura psicológica (que el film concede fuera de dudas); la siguiente, el segundo nivel, como lectura parabólica tanto por referencia a una situación política (y no sólo política) particular como a otra más general. El hecho de que ambas se presenten de modo compacto, coherente, responde al exacto emplazamiento desde el que el film se construye en su estructura. Estructura que unirá diversos planos (elementales) de narración como paso previo a la complejización posterior.

(...) La primera aproximación al film nos la produce precisamente su enorme carga de violencia, de rabia o de ira. La caza es una obra violenta porque trata sobre la violencia, porque refleja la violencia y porque está concebida desde la violencia (...)  Es una violencia sensorial, con lo que entramos en el aspecto desde el cual está expresada, una violencia producto de la propia crispación de la película, de su tensión y de su “indignación”: el valor que toman, como agresión, unos determinados objetos, el sudor, los poros de la piel, en una atmósfera que intenta su acercamiento a un carácter casi de ciencia ficción desde un realismo próximo, cotidiano. La omnipresencia de unos pequeños elementos denotados, en una dimensión directamente de percusión, de choque de impacto, agigantados y ampliados hasta conseguir una apariencia prácticamente irreal. 

Enrique Brassó. Carlos Saura




La trama de La caza mantiene una obvia relación con los relatos sobre grupos masculinos y su tendencia a la violencia que Saura narró en sus anteriores Los golfos y Llanto por un bandido. Pero mientras que en esas películas Saura se centraba en personajes que viven al margen de la sociedad, en desclasados, en La caza nos lleva hasta el mismo centro de la respetabilidad social: el ambiente, los valores y, por supuesto, la conciencia de la España burguesa de los años sesenta. 
 
En lugar de una rebelión contra la injusticia de un sistema social indiferente a los desprotegidos, somos testigos de los síntomas evolutivos de una inconfundible patología social que se encuentra en el centro de la normalidad social (...) Si esa trama acerca de cuatro cazadores de fin de semana y su descenso en la cacería humana se nos muestra de de frente, el tratamiento que le da Saura no lo hace. Siempre que le es posible, establece estratégicamente vínculos cinematográficos y referencias intertextuales a la guerra civil con las acciones, palabras e imágenes de sus personajes. La historia nacional queda así textualizada en La caza dentro de los límites de un relato cinematográfico. 
                    
Marvin D’Lugo. The Films of Carlos Saura: The Practice of Seeing
 

Alfredo Mayo (Paco) en La caza
Ismael Merlo (José) en La caza
Emilio Gutierrez Caba (Enrique) en La caza
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